miércoles, 24 de julio de 2024

Hipertensión, hipertrofia ventricular e insuficiencia cardíaca

 Autor/a: Dres. Drazner MH Circulation 123(3):327-334, Ene 2011

Introducción
La enfermedad cardíaca hipertensiva se caracteriza por hipertrofia del ventrículo izquierdo (HVI), disfunción sistólica y diastólica, arritmias e insuficiencia cardíaca (IC). Históricamente, se ha considerado que el aumento del espesor de la pared ventricular es un mecanismo de compensación frente a la hipertensión; posteriormente, el ventrículo se dilata y la fracción de eyección de reduce (IC dilatada).

En la presente revisión, el autor analizó los pasos esenciales en este proceso, hizo hincapié en algunos avances recientes y evaluó diversos puntos aún en debate.

Desde la hipertensión hasta la HVI
El aumento del tamaño de las células miocárdicas se ha considerado el trastorno patognomónico de la HVI. Sin embargo, los trabajos clínicos y epidemiológicos no brindaron respuestas firmes en este sentido y, de hecho, el incremento de la masa del ventrículo izquierdo parece ser la alteración principal. La HVI es un fenotipo intermedio en la progresión de la enfermedad cardíaca hipertensiva, asociado con evolución muy desfavorable. La progresión de la hipertensión a la HVI concéntrica es un paso importante en la aparición de IC.

Los pacientes con HVI hipertensiva tienen mayor tamaño de las células cardíacas, trastornos de la matriz extracelular (mayor fibrosis) y alteraciones en la vasculatura coronaria intramiocárdica (hipertrofia de la media y fibrosis perivascular). En el proceso fisiopatológico no sólo interviene el estrés mecánico, sino también el sistema neurohormonal, factores de crecimiento y citoquinas. No obstante, en términos terapéuticos, el control de la presión arterial tiene una importancia decisiva.

El aumento de la masa ventricular en respuesta a la hipertensión varía considerablemente de un sujeto a otro. Por ejemplo, los enfermos de raza negra presentan mayor masa ventricular y disfunción diastólica más grave. Diversos estudios revelaron que los factores conocidos de riesgo cardiovascular –incluso la hipertensión arterial sistólica– sólo explican el 50% de la variabilidad de la masa del ventrículo izquierdo valorada por ecocardiografía y el 60% al 68% de la variabilidad encontrada en la resonancia magnética nuclear.

Sin duda, existen otros factores aún no identificados que contribuyen en la aparición de la HVI. Aunque la susceptibilidad genética también participa en forma decisiva en el trastorno, todavía no se identificaron los factores de riesgo genéticos que modulan la masa del ventrículo izquierdo. Es posible que múltiples variantes génicas, cada una de ellas asociada con un efecto moderado, intervengan en el proceso.

La masa del ventrículo izquierdo puede aumentar mediante el engrosamiento de la pared o por la dilatación de las cámaras. Habitualmente, el primer cambio es secundario a la sobrecarga de presión, mientras que la dilatación suele obedecer a la sobrecarga de volumen. La medición ecocardiográfica del cociente entre el espesor de la pared del ventrículo izquierdo y el diámetro diastólico (espesor relativo de la pared) es útil para conocer los cambios geométricos en el ventrículo izquierdo. De hecho, cuando el espesor relativo de la pared está aumentado, la HVI se define como “concéntrica” (HVC), mientras que cuando no lo está, la HVI se considera “excéntrica” (HVE). El remodelado concéntrico es un tercer patrón, caracterizado por el aumento del espesor relativo de la pared, pero no de la masa del ventrículo izquierdo. En los enfermos con hipertensión, puede observarse cualquiera de los tres patrones de geometría del ventrículo izquierdo.

Todavía no se sabe por qué algunos pacientes con hipertensión tienen HVC y, otros, HVE. Sin embargo, es muy probable que la gravedad y la duración de la hipertensión sean importantes en este sentido. De hecho, respecto de los pacientes con HVE, los enfermos con HVC tienen presión arterial sistólica más alta y mayor resistencia periférica. En comparación con los valores obtenidos en el consultorio, la presión arterial que se registra en forma ambulatoria es un factor que predice mejor los cambios ventriculares. En un trabajo, los enfermos con HVC tuvieron una mayor presión arterial ambulatoria a pesar de que la presión arterial valorada en el consultorio fue similar en los dos grupos de pacientes.

Las personas de raza negra tendrían una susceptibilidad particular para presentar HVC. No obstante, por ahora no se sabe si esta característica es independiente de la presión arterial. En un estudio, las mujeres con hipertensión sistólica aislada tuvieron con mayor frecuencia HVC, mientras que los hombres presentaron más frecuentemente HVE. La mayor edad podría ser otro factor de contribución en la aparición de la HVC.

La diabetes, la obesidad y la enfermedad coronaria, frecuentes en los pacientes con hipertensión, también influirían en el patrón de remodelado ventricular. En el Losartan Intervention for End Point Reduction in Hypertension Study, la enfermedad coronaria se asoció con un aumento de las dimensiones diastólicas del ventrículo izquierdo y con mayor prevalencia de HVE. Por su parte, la diabetes parece elevar el riesgo de HVC a juzgar por el aumento del espesor relativo de la pared del ventrículo, mientras que la obesidad, caracterizada por un estado de sobrecarga de volumen suele vincularse con HVE. Empero, el autor señala que, en este sentido, los resultados no han sido uniformes. Además, se requieren más estudios para conocer la influencia de la composición corporal.

La activación neurohormonal en la hipertensión es otro factor que, sin duda, contribuye a la aparición de la HVC y de la HVE. Los pacientes con hipertensión presentan diferencias importantes en la actividad plasmática de la renina. Algunos estudios sugieren que la mayor actividad de la renina se asocia con HVC, mientras que la menor actividad de la enzima induciría HVE. Aunque la angiotensina II y la aldosterona también participarían en el remodelado ventricular, en el Framingham Offspring Study en 2 119 enfermos, el mayor cociente entre la aldosterona y la renina se asoció con aumento del riesgo de ambos tipos de hipertrofia ventricular, un fenómeno que cuestiona la influencia del eje renina-angiotensina-aldosterona en el patrón del remodelado ventricular. La información en conjunto sugiere que los componentes de la matriz extracelular desempeñan un papel importante en la dilatación ventricular. Los estudios en perros y en ratas también sugieren la participación de factores intrínsecos, posiblemente genéticos, en la aparición de HVC o de HVE.

La progresión de la hipertensión a la HVC no es unidireccional. De hecho, el control farmacológico de la presión arterial se acompaña de una disminución de la masa del ventrículo y con reducción del riesgo de eventos clínicos, como muerte cardiovascular, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.

Progresión de la HVI a la IC dilatada y a la IC clínica
Históricamente, se ha considerado que la hipertensión induce HVC, que evoluciona a la IC dilatada (ventrículo izquierdo “agotado”). Aunque aún hoy se acepta esta evolución, los trabajos más recientes cuestionan algunos aspectos de dicha teoría.

Si bien la HVI parece ser un mecanismo de compensación en respuesta a la sobrecarga de presión, los estudios epidemiológicos revelaron que el trastorno se asocia con una evolución clínica desfavorable. Más aún, se comprobó que en los animales con constricción aórtica y sobrecarga de presión, la prevención de la HVI no se asocia con IC dilatada. El bloqueo de la calcineurina (con ciclosporina o en modelos transgénicos) reduce el aumento de la masa ventricular después de la obstrucción de la aorta. Sin embargo, no se vincula con dilatación ventricular ni con declinación de la fracción de acortamiento. Asimismo, la inhibición de la hipertrofia concéntrica en 2 modelos murinos transgénicos no indujo dilatación ventricular ni reducción de la fracción de acortamiento, a pesar del aumento del estrés en la pared ventricular. Los hallazgos en conjunto sugieren que la supresión de la HVC podría representar un objetivo terapéutico en los estados de sobrecarga de presión, por ejemplo, en la hipertensión.

La información general avala la idea de que en los enfermos con hipertensión, la HVC es anterior a la IC dilatada. De hecho, la hipertensión es un factor importante de riesgo de aparición de IC clínica. Además, en los pacientes con estenosis aórtica y con miocardiopatía hipertrófica, se demostró la progresión de la HVC a la IC dilatada. Por su parte, en los enfermos con HVC se comprobaron alteraciones en la funcionalidad sistólica, a pesar de una fracción de eyección normal.

Empero, todavía se desconoce si las observaciones obtenidas en los modelos con animales y en los pacientes con estenosis aórtica o con miocardiopatía hipertrófica reflejan con exactitud lo que ocurre en los enfermos con hipertensión arterial. Aunque la HVC se asocia con alteraciones sutiles de la funcionalidad sistólica se desconoce si los enfermos presentan con posterioridad dilatación ventricular.

El infarto de miocardio es otro factor a tener en cuenta en la progresión de la hipertensión a la IC dilatada. La enfermedad coronaria es común en los sujetos con HVI y, aunque todavía no se conocen con precisión las conexiones entre la HVI y el infarto de miocardio, la HVI se ha vinculado con aterosclerosis subclínica, a juzgar por el contenido de calcio en las coronarias y por los marcadores de inflamación. Más aún, la ruptura de las placas de ateroma es más frecuente en los enfermos con HVI, y los pacientes con hipertensión con HVC o sin ésta, que sufren un infarto de miocardio de gran tamaño tienen, sin duda, mayor riesgo de presentar IC dilatada. Una pregunta que por ahora no tiene respuesta definitiva es si la HVC es un precursor obligado en la IC dilatada en ausencia de infarto de miocardio, en los enfermos con hipertensión arterial.

En un estudio retrospectivo en 159 enfermos con HVC y con fracción de eyección normal, sólo el 18% presentó una reducción de la fracción de eyección después de una mediana de seguimiento de alrededor de 4 años. En el 41% de los casos, la transición fue posterior a un infarto de miocardio. Por su parte, en el Cardiovascular Health Study, en 3 042 pacientes con una fracción de eyección normal, el 8.7% presentó una declinación de la fracción de eyección al cabo de unos 5 años. Si bien el aumento de la masa del ventrículo izquierdo fue un factor independiente de riesgo de la evolución, la HVE –y no la HVC– predijo la progresión. La información en conjunto sugiere que la HVC no evoluciona necesariamente a IC dilatada, en ausencia de infarto de miocardio. Sin embargo, se necesitan trabajos de 5 a 10 años de duración para establecer conclusiones firmes al respecto.

Históricamente, se acepta que la enfermedad cardíaca hipertensiva no se asocia con IC dilatada a menos que se produzca isquemia del miocardio o que exista el antecedente de HVC (la hipertensión no se vincularía directamente con dilatación ventricular). No obstante, también hay dudas en este sentido.

En primer lugar, los estudios con ecocardiografía revelaron que en muchas poblaciones con hipertensión, la HVE es igual de frecuente que la HVC. Aun así, es imposible saber si la HVC previa no fue detectada. En segundo lugar, en las personas de raza negra, que con frecuencia presentan miocardiopatía no isquémica atribuible a la hipertensión, la IC habitualmente aparece en edades tempranas, una situación que cuestiona la progresión de la HVC a la miocardiopatía dilatada. Por su parte, en el Coronary Artery Risk Development in Young Adults, si bien la HVI se asoció con IC 15 años más tarde, la HVE fue el factor predictivo más importante. Los datos en conjunto parecen sugerir que los pacientes con hipertensión pueden evolucionar directamente a la IC dilatada, sin pasar por la fase de HVC. De ser así, deberán investigarse los factores que determinan qué pacientes presentan primero HVC y cuáles influyen en la aparición directa de la IC dilatada. Ciertas alteraciones subyacentes en la matriz extracelular podrían explicar estas diferencias.

Evolución de la HVI a la IC clínica
La IC puede asociarse con la reducción de la fracción de eyección o con una fracción de eyección normal. En este último caso, los cambios progresivos en la matriz extracelular parecen cumplir un papel esencial en la progresión de la enfermedad. La activación de los receptores de los mineralocorticoides se asocia con fibrosis del miocardio y con aumento de la rigidez del ventrículo izquierdo. Asimismo, los cambios progresivos de la matriz extracelular podrían ser responsables de la progresión de la HVI a la IC sintomática con fracción de eyección conservada.

Conclusiones
La enfermedad cardíaca hipertensiva incluye un amplio espectro de alteraciones, desde HVI asintomática (HVC e HVE) hasta la IC clínica (con disminución de la fracción de eyección o con fracción de eyección normal). La progresión de la enfermedad varía considerablemente de un enfermo a otro, en relación con el aumento de la masa ventricular y con el patrón geométrico (dilatación ventricular o engrosamiento de la pared). Algunas de estas diferencias son atribuibles a una distinta sobrecarga de presión (no siempre reflejada en la hipertensión arterial valorable clínicamente), a la presencia de otras enfermedades, a la activación neurohormonal y a factores genéticos que recién comienzan a ser identificados. Aunque los estudios en animales han sugerido una continuidad inevitable desde la hipertensión hasta la HVC y, por último, a la dilatación con IC, los hallazgos más recientes han cuestionado muchos aspectos de este patrón evolutivo. Uno de los puntos más importantes en este sentido es que los pacientes con hipertensión pueden evolucionar directamente a la IC dilatada en ausencia de infarto de miocardio o de antecedente de HVC, por motivos que todavía no se conocen por completo. En este contexto, los estudios futuros seguramente ayudarán a comprender por qué algunos enfermos con hipertensión presentan dilatación ventricular y, otros, HVC. Finalmente, la progresión de la HVC asintomática a IC clínica con conservación de la fracción de eyección parece estar asociada con alteraciones de la matriz extracelular y con la sobrecarga de presión. El experto concluye que la mejor comprensión de estos mecanismos se vinculará, sin duda, con beneficios terapéuticos significativos.

♦ Artículo redactado por SIIC –Sociedad Iberoamericana de Información Científica

Fiebre reumática aguda

 La FRA se caracteriza por un síndrome clínico cuyas manifestaciones más comunes son las artralgias y la carditis. Consideraciones sobre la fiebre reumática aguda, en particular su diagnóstico y manejo para médicos no especializados.

Introducción

La fiebre reumática (FR) aguda (FRA) es una respuesta inflamatoria a la infección por el estreptococo grupo A, la que comúnmente ocurre 2-3 semanas después de la infección de la garganta. En todo el mundo ocurren unos 500.000 casos nuevos por año mientras que 15 millones de personas sufren cardiopatía reumática crónica. La FRA se caracteriza por un síndrome clínico cuyas manifestaciones más comunes son las artralgias y la carditis.

La carditis ocurre en casi el 80% de las personas con FR y comúnmente afecta a las válvulas mitral y aórtica provocando regurgitación. Otros cuadros clínicos menos comunes son los movimientos involuntarios  anormales (corea), la erupción (eritema marginado) y los nódulos subcutáneos.

Los procesos inflamatorios se resuelven lentamente en el transcurso de semanas a meses pero cerca de la mitad de los individuos queda con una cardiopatía reumática crónica. Aunque la muerte por carditis reumática aguda no es común, la cardiopatía reumática crónica causa una morbilidad considerable incluyendo el accidente cerebrovascular, la endocarditis infecciosa, complicaciones del embarazo y muerte prematura.


¿Qué causa la fiebre reumática aguda?

La faringitis estreptocócica es una infección común en la infancia. La faringitis causada por cepas reumatogénicas del estreptococo grupo A en un huésped susceptible desencadena una respuesta inflamatoria inmune anormal. La naturaleza exacta de esta respuesta no se conoce por completo. Se cree que interviene la reactividad cruzada de los anticuerpos anti estreptococo del miocardio, el tejido sinovial y, en la corea, los ganglios basales.  El mimetismo molecular dirige la respuesta inmune y la reacción cruzada de los anticuerpos activa el proceso inflamatorio en los tejidos corporales. En la carditis, los autoanticuerpos monoclonales activados producen infiltración de las células T en el endotelio valvular.

¿Quién contrae la enfermedad?

La mayoría de los casos de FRA se produce en niños de 5 a 15 años, pero de vez en cuando puede ocurrir en adultos jóvenes. La mayor incidencia reportada a nivel mundial se encuentra en personas del Pacífico, Nueva Zelanda Maorí e indígenas australianos. En los últimos años, la incidencia ha aumentado en estos grupos de población. En la década de 1980 hubo un resurgimiento de la FRA en las áreas intermontañosas de los Estados Unidos.

Hay pocos datos en sobre la carga de la enfermedad en los países de bajos ingresos más afectados por la enfermedad. Sin embargo, en los últimos años, los estudios epidemiológicos, incluyendo las encuestas que utilizan un registro ecocaardiográfico portátil, han descrito la carga de la cardiopatía reumática en África, Asia y Oceanía, con una prevalencia que oscila entre el 2% y el 6%, mientras que el 90% de los casos detectados mediante ecocardiografía son asintomáticos  y subclínicos.

Aunque en familias y grupos étnicos particulares se han observado tasas elevadas de FRA y cardiopatía reumática, la susceptibilidad no es del todo conocida. Incluso en las poblaciones donde hay una exposición permanente al estreptococo del grupo A, solo una pequeña proporción (6%) desarrollará FRA o cardiopatía reumática. El riesgo está fuertemente asociado con el hacinamiento y las carencias socioeconómicas. Un gran estudio africano reciente de las asociaciones del genoma tuvo como objetivo determinar si existe una susceptibilidad genética a la cardiopatía reumática.

Conceptos actuales

• La FRA y su secuela, la cardiopatía reumática crónica, son problemas de salud mundial importantes: Ocurren unos 500.000 casos nuevos por año y 34 millones de personas tiene cardiopatía reumática en todo el mundo.

• No existe una prueba de laboratorio para el diagnóstico de FR.

• El diagnóstico requiere la presencia de criterios mayores y menores y pruebas de laboratorio de una reciente infección estreptocócica de fauces. Los criterios diagnósticos de Australia y Nueva Zelanda amplían los criterios de Jones de 1992 para la FRA incluyendo la evidencia ecocardiográfica de carditis y un espectro más amplio de manifestaciones articulares como principales criterios.

• La penicilina benzatínica intramuscular (bencilpenicilina benzatina) cada 3-4 semanas, durante 10 años después del episodio más reciente de FR, sigue siendo el método más eficaz para prevenir las recurrencias de la FR y la cardiopatía reumática progresiva.

¿Cómo se diagnostica?

No hay ningún análisis de laboratorio clínico que confirme por sí solo la enfermedad. El diagnóstico se basa en los criterios de Jones, que han sido actualizados recientemente y por primera vez desde 1992. Para confirmar el diagnóstico de un primer episodio de FR se requieren 2 criterios mayores o 1 mayor y 2 menores, además de las pruebas de laboratorio que demuestran la infección de fauces por el estreptococo del grupo A.

Los criterios de Jones de la American Heart Association, actualizados junto con los criterios de diagnóstico desarrollados en Nueva Zelanda y Australia (dos países de alta incidencia) reconocen el papel de la ecocardiografía en el diagnóstico de la carditis, junto con las consideraciones epidemiológicas. Los grupos de criterios diagnósticos son el riesgo estratificado y el mejoramiento de la sensibilidad diagnóstica y evitar el subdiagnóstico en las poblaciones de alta incidencia.

Criterios mayores

Carditis (valvulitis)

A nivel mundial, alrededor del 50-65% de las personas con FR tienen carditis clínicamente detectable (inflamación de las valvas cardíacas que conducen a insuficiencia valvular). La válvula mitral es la que más a menudo es afectada, seguida por la válvula aórtica. También se producen pericarditis y miocarditis. La carditis grave ocurre en aproximadamente el 20% y puede conducir a insuficiencia cardiaca congestiva. En casi el 30% de los casos, la carditis reumática puede ser subclínica, es decir, solo detectada por la ecocardiografía y no por la auscultación de soplos.

La carditis reumática puede evolucionar a lo largo de semanas o meses, lo que destaca la importancia de la ecocardiografía repetida a las 2-4 semanas si el primer ecocardiograma es normal.

Artritis

Clásicamente se produce una poliartritis asimétrica migratoria que afecta las grandes articulaciones. Esto causa dolor, tumefacción, limitación del movimiento y calor local. En la práctica, las manifestaciones articulares pueden ser difíciles de evaluar debido a la buena respuesta a los antiinflamatorios no esteroides (AINE), lo que puede enmascarar los síntomas. La monoartritis, especialmente la de la cadera, también ha sido descrita como una característica de presentación en poblaciones con una elevada incidencia de la enfermedad. Actualmente, las 3 guías diagnósticas aceptan a la monoartritis como una manifestación mayor.

Corea

La corea afecta hasta el 15% de las personas con FR y es más común en las mujeres y los adolescentes. Normalmente, la corea aparece después de un período latente más largo (hasta 6 meses), después de una infección estreptocócica, momento en el cual los otros signos inflamatorios de la FR ya han desaparecido. Antes de resolverse, puede seguir un curso fluctuante durante muchos meses, y en ocasiones, durante años. La corea consiste en movimientos espasmódicos involuntarios que pueden ser asimétricos (hemicorea), muecas facial, inquietud, torpeza, y labilidad emocional. Los pacientes pueden experimentar un deterioro de la escritura, la incapacidad para alimentarse ellos mismos y presentar una marcha inestable causante de caídas. Los movimientos coreiformes mejoran durante el sueño. Con el tiempo, hasta el 60% de los pacientes con corea tendrá enfermedad reumática residual, como así problemas neuropsiquiátricos (20% de los casos).

Nódulos subcutáneos

Los nódulos subcutáneos son raros y se describen en <5% de los casos. Son pequeños (<2 cm de diámetro), firmes, indoloros, móviles, y se localizan principalmente en las superficies de extensión de los codos, las muñecas, las rodillas, los tobillos y, de vez en cuando, el tendón de Aquiles y la columna vertebral. Tienen una duración de hasta 2 semanas y suelen aparecer durante las primeras semanas de la fase inflamatoria. Los nódulos se encuentran a menudo asociados a la carditis.

Eritema marginado

El eritema marginado también es un hallazgo poco frecuente (<5% de casos). Puede aparecer un eritema anular en el torso, los brazos y las piernas. Las máculas y pápulas se extienden hacia afuera, con los bordes levantados. El eritema marginado puede fluctuar durante muchas semanas. No pica ni es doloroso. Puede ser difícil de identificar en las personas con la piel más oscura.

Criterios menores

Artralgia

Si hay poliartritis, entonces la artralgia no puede ser utilizada como una característica secundaria de la FRA. Puede que no haya signos de artritis manifiesta, sobre todo cuando se han utilizado AINE. Las manifestaciones articulares pueden tener un curso fluctuante de días a varias semanas y puede ser difícil diferenciar la artritis de la artralgia, solo basados en la historia.

Bloqueo cardíaco de primer grado

En ausencia de carditis, el bloqueo cardíaco de primer grado puede ser incluido como uno de los criterios menores para apoyar el diagnóstico de FR. El intervalo PR del electrocardiograma debe interpretarse de acuerdo a la edad y la frecuencia cardíaca. En los niños <12 años, el límite superior del intervalo PR normal es 0,16 segundos y de 0,18 segundos para los ≥12 años.

Fiebre

Pueden producirse diversos patrones febriles. La respuesta a la fiebre es muy sensible a los medicamentos antiinflamatorios, y el uso generalizado de paracetamol y AINE puede hacer que el período febril sea corto.

Por el contrario, cuando los pacientes con FR tienen una marcada respuesta inflamatoria y evolucionan con artritis y carditis, entonces se puede observar la persistencia de la fiebre. Actualmente, una sola medición ≥38°C en las poblaciones de alto riesgo es aceptada como prueba suficiente de fiebre y un criterio menor para la FR.

Reactantes de fase aguda elevados

La velocidad de eritrosedimentación (VES) es elevada, por lo general es >50 mm en la primera hora; las guías diagnósticas usan variados umbrales ≥30 mm. La VES permanece elevada durante varias semanas, a menudo hasta después de la desaparición de los síntomas, y tarda varios meses en normalizarse. Las concentraciones de la proteína C reactiva también están elevadas, pero por lo general suben y bajan más rápidamente que la VES. Los marcadores inflamatorios elevados son inespecíficos y pueden ocurrir con la infección y otras condiciones inflamatorias.

Evidencia de infección previa con el estreptococo del grupo A

Según los criterios de Jones, la confirmación de la respuesta inmune a la faringitis estreptocócica grupo A requiere un cultivo faríngeo positivo o un título de anticuerpos anti estreptococos elevado, pero estas investigaciones de laboratorio pueden no estar disponibles en muchos de los países de recursos limitados donde la FR es común. Los anticuerpos anti estreptocócicos incluyen los anticuerpos anti desoxirribonucleico (Anti-ADNasa B) y anti estreptolisina (ASOT). Los títulos de anticuerpos pueden aumentar durante varias semanas e ir disminuyendo durante varios meses. Un aumento de 4 veces o la caída de los títulos es diagnóstico de una infección estreptocócica reciente. Se han desarrollado rangos de referencia para ayudar a interpretar los títulos de anticuerpos contra los estreptococos en las poblaciones de alto riesgo.
 
Otras características clínicas

En la FR se ha descrito dolor abdominal, nefritis, anemia, neumonía y epistaxis (particularmente asociados a la insuficiencia aórtica significativa); estas características fueron reconocidas en los criterios de Duckett Jones originales de 1992.

¿Qué diagnósticos alternativos deben considerarse?

La FR sigue siendo un diagnóstico clínico. Cuando una persona tiene manifestaciones que no cumplen todos los criterios diagnósticos se deben considerar diversas alternativas.


¿Cómo se trata la fiebre reumática aguda?

Manejo inicial ante la sospecha diagnóstica

La mayoría de las personas con diagnóstico presuntivo de FR está hospitalizada para hacer los estudios confirmatorios e iniciar el tratamiento. El tratamiento de la fase inflamatoria aguda es de apoyo y tienen como objetivo proporcionar el alivio sintomático de la artritis, la atención de apoyo para la carditis y la educación del paciente y la familia. Después de obtener un hisopado de fauces, se inicia el tratamiento con penicilina para erradicar el Streptococcus grupo A de la faringe. Ya sea la fenoximetilpenicilina (penicilina VK) por vía oral, 250 mg 2 veces/día en los niños, o 500 mg 2 veces/día en los adolescentes, durante 10 días; también puede administrarse una sola dosis de penicilina benzatínica intramuscular (bencilpenicilina benzatína) hasta que se establezca la profilaxis antibiótica secundaria a largo plazo. Para los pacientes con alergia a la penicilina, una alternativa es la eritromicina.

Profilaxis antibiótica

Después de un episodio de FRA se recomienda la profilaxis antibiótica secundaria para prevenir  la infección estreptocócica grupo A y la FR recurrente. En 2006, una revisión sistemática de Cochrane, basada en datos de cohorte mostró que para la profilaxis de la FR recurrente, la profilaxis con penicilina benzatínica intramuscular es superior a la falta de profilaxis o la penicilina oral. La penicilina benzatínica también mejora los resultados cardíacos a largo plazo en pacientes con carditis reumática. La penicilina benzatínica intramuscular es el método de profilaxis recomendado por la OMS, y se administra cada 3-4 semanas. También hay menor recurrencia aplicando 3 dosis semanales, pero con un régimen de 4 dosis semanales la tasa de recurrencia es baja, con una buena adherencia al tratamiento. Para los pacientes con alergia a la penicilina, el antibiótico alternativo recomendado es la eritromicina.

Las recomendaciones sobre la duración de la profilaxis secundaria están basadas en la opinión de especialistas, y en haberse observado que las recurrencias son extremadamente infrecuentes después de los 21 años o más allá de los 10 años del  primer episodio. La práctica varía, pero en la mayoría de las regiones se utiliza la profilaxis con. Para los pacientes con carditis, la penicilina benzatínica se continúa por lo menos durante 10 años después del diagnóstico (también recomendado por la OMS).

En los individuos con cardiopatía reumática grave, la profilaxis se debe continuar por más tiempo, sobre todo en aquellos que han sido operados o han sufrido recurrencias cardíaco. En esta situación, las guías de Nueva Zelanda y Australia recomiendan la profilaxis hasta los 40 años o más. Un ensayo clínico reciente demostró que el dolor de la inyección puede reducirse mediante el uso de lidocaína como diluyente de la penicilina benzatínica, sin afectar a la concentración del fármaco en los líquidos corporales.

Control de los síntomas específicos de la fiebre reumática

Carditis


En 2006, una revisión sistemática de Cochrane que incluyó ensayos clínicos encontró que ni la aspirina ni los corticoides mejoraron los resultados cardíacos, 1 año después del diagnóstico. Sin embargo, algunos médicos creen que los corticosteroides tienen un papel en la fase inflamatoria aguda de carditis grave, particularmente para los pacientes con derrame pericárdico o pancarditis grave. Para los pacientes con carditis moderada a grave se sigue recomendando el reposo en cama durante varias semanas seguido de una deambulación suave, pero esta práctica no ha sido evaluada científicamente en los últimos años.

Los diuréticos y los vasodilatadores se utilizan en la carditis grave. Normalmente, en la insuficiencia cardíaca congestiva leve a moderada se indica furosemida. Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina tienen un papel particular en la regurgitación aórtica grave, ya que reducen la poscarga cardíaca. La ecocardiografía seriada para medir las dimensiones y la función cardíaca puede ayudar a los cardiólogos a determinar si es necesaria la cirugía valvular. En muchos pacientes, la gravedad de la carditis se estabiliza o mejora en semanas a meses, ya que la fase inflamatoria se resuelve en ese lapso. Siempre que sea posible, la cirugía se retrasa hasta que la inflamación activa se ha estabilizado, ya que la cirugía durante la fase inflamatoria aguda se asocia con mayores tasas de fracaso.

Siempre que sea posible, la reparación de la válvula mitral es mejor con la sustitución mecánica. La cirugía de reparación ha arrojado excelentes resultados (supervivencia 90% y falta de necesidad de una reoperación en el 75% de los casos, a los 10 años), lo que evita la necesidad de hacer un tratamiento anticoagulante a largo plazo.

Corea

La corea es un diagnóstico clínico que se realiza después de una cuidadosa evaluación para excluir otras causas. Es importante tener en cuenta si los niños que presentan corea podrían tener la enfermedad de Wilson, un trastorno autoinmune, u otra enfermedad neurometabólica. Pueden estar indicadas investigaciones de laboratorio y por neuroimágenes, sobre todo si no hay otras características que apoyen el diagnóstico de FR y si el niño pertenece a una población en la que la FR es poco común, o hay características atípicas.
 
El tratamiento de la corea es de apoyo. Los pacientes y cuidadores deben estar informados acerca de la posibilidad de que la corea continúe durante varios meses y fluctúe durante las épocas de enfermedades intercurrentes y estrés. Se necesita un enfoque multidisciplinario que incluya el apoyo psicosocial y el apoyo para asegurar que el niño está a salvo de las caídas.

Hay pocos datos para orientar el tratamiento de la corea. Algunas series de casos pequeñas han demostrado que el valproato de sodio y la carbamacepina son igualmente eficaces y bien tolerados para reducir los movimientos involuntarios. Se debe evitar el haloperidol y otros neurolépticos debido a la posibilidad de efectos secundarios extrapiramidales. Un pequeño estudio aleatorizado comparó la inmunoglobulina intravenosa, el intercambio plasmático con un curso corto de corticosteroides y halló que los 3 agentes lograron la mejoría, 1 mes después del tratamiento. Más mejoría se observó con la inmunoglobulina intravenosa y el intercambio de plasma en comparación con los esteroides orales. Para todos los casos de corea se recomienda la penicilina benzatínica debido a la fuerte asociación con la carditis y eventualmente, la cardiopatía reumática.

Artritis y artralgias

Las manifestaciones articulares de la FRA pueden ser extremadamente dolorosas. Los AINE pueden enmascarar los signos de la FRA siendo el paracetamol el tratamiento sintomático de preferencia hasta que se establezca el diagnóstico (basado en el criterio clínico).

Una vez que el diagnóstico es seguro, el0 tratamiento de elección es 10-20 mg/kg/día de naproxeno, 2 veces/día. Un pequeño estudio aleatorizado y controlado mostró que el naproxeno es equivalente a la aspirina para el tratamiento de la artritis, y es menos probable que cause alteraciones de las enzimas hepáticas. El ibuprofeno se puede utilizar, pero su seguridad y eficacia no han sido comparadas con las del naproxeno. Los autores afirman que  generalmente la respuesta a los AINE se produce varios días después de iniciado ese tratamiento. La mayoría de los casos requiere 1 o 2 semanas de tratamiento ordinario con AINE, y es poco común que se necesiten más de varias semanas.

¿Cuáles son las complicaciones a largo plazo?

Para muchas personas con carditis leve a moderada el grado de regurgitación valvular se estabiliza o mejora dentro de los 12 meses posteriores al diagnóstico. En los individuos que experimentan carditis grave durante el episodio inicial, la recurrencia de la FR tienen el mayor riesgo de enfermedad cardíaca reumática crónica grave, que se asocia con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, endocarditis infecciosa, complicaciones gestacionales, accidente cerebrovascular, arritmias y muerte prematura. Es necesaria una atención cuidadosa para asegurar una buena adherencia a la profilaxis con penicilina benzatínica.

En Australasia se recomienda la profilaxis antibiótica de la endocarditis antes de los procedimientos dentales para todas las personas con enfermedad cardíaca reumática, a diferencia de la guía de la American Heart Association, que restringe los antibióticos a un pequeño grupo con mayor riesgo de experimentar resultados adversos de la endocarditis. En el Reino Unido, el National Institute of Health and Care Excellence (NICE) aboga por la no administración de antibióticos profilácticos bajo ninguna circunstancia.

¿Cuáles son las consecuencias para la salud de la población?

A nivel mundial, hasta el 40% de los niños y adultos con cardiopatía reumática no tiene antecedentes de un episodio reconocido de FR. La OMS recomienda la búsqueda activa de casos, y cuando se comprueba que los niños o los adultos de las poblaciones de alta incidencia o, con antecedentes demográficos, tienen soplos cardíacos o complicaciones, se debe hacer una ecocardiografía siempre que sea posible para buscar la enfermedad cardíaca reumática. Los World Heart Federation Consensus Diagnostic Criteria permiten ahora un enfoque global coherente para el diagnóstico ecocardiográfico.

En los últimos años se ha realizado el cribado ecocardiográfico en la población para detectar la enfermedad cardiaca reumática, en las regiones con incidencia elevada de FR. Actualmente se está evaluando el potencial de riesgos, beneficios y papel futuro del cribado ecocardiográfico de los programas de control de la cardiopatía reumática. La última década ha sido testigo de la creciente conciencia de la necesidad de hacer esfuerzos mundiales integrales y coordinados para el controlar de la FR y la cardiopatía reumática.

Se están considerando varias estrategias de prevención primaria, incluyendo el desarrollo de una vacuna eficaz para el estreptococo del grupo A y mejorar la concientización de la población y el tratamiento de la faringitis por estreptococo del grupo A. En Nueva Zelanda se está desarrollando un programa para el dolor de garganta en escolares. La World Heart Federation ha hecho grandes esfuerzos para fortalecer los registros basados en los sistemas para  la realización de la profilaxis con penicilina benzatínica y el seguimiento clínico de las personas físicas con cardiopatía reumática. Existen registros globales que están recopilando los datos de morbilidad y mortalidad en regiones como África donde los datos epidemiológicos previos son limitados.

Hay una asociación reconocida entre el hacinamiento de los hogares y la FR. Para establecer las estrategias futuras de prevención primaria se necesitan con urgencia estudios diseñados para evaluar el papel de los factores de riesgo ambientales específicos y la eficacia de las intervenciones específicas.

Preguntas para investigaciones futuras

•    ¿Cómo mejorar el conocimiento de la patogénesis de la FRA?

•     ¿Cómo mejorar la vigilancia a fin de que la carga mundial verdadera pueda ser estimada con más precisión?

•    ¿Cuál es el papel de la detección ecocardiografía portátil en los  programas de control de la enfermedad cardíaca reumática en poblaciones de alto riesgo?

•    ¿Pueden los nuevos tratamientos inmunomoduladores mejorar los resultados cardiacos y evitar la cirugía?

•    ¿Son rentables los programas de prevención primaria (hisopado faríngeo) en las poblaciones de alta incidencia para reducir la carga de la cardiopatía reumática?

•    ¿Puede una vacuna contra el estreptococo del grupo A prevenir la FRA y la cardiopatía reumática?


Fuente: Department of Paediatric Infectious Diseases, Starship Children’s Hospital, Auckland 1023, New Zealand; Department of Paediatrics: Child and Youth Health, University of Auckland, Auckland, New Zealand; Department of General Paediatrics, Starship Children’s Hospital, Auckland 1023, New Zealand; Department of Primary Health Care Sciences, Oxford University, Oxford OX3 7LF, UK

Traducción y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti

Prevalencia de la fiebre reumática cardíaca detectada por el ecocardiograma

 Autor/a: Dres. Marijon E, Ou P, Celermajer DS, et al N Engl J Med 2007;357:4706

Introducción

En los países no desarrollados la fiebre reumática cardíaca (FRC) constituye una de las principales causas de morbilidad y de muerte prematura. La tasa es de 1-5 casos por 1000 niños en edad escolar. Obviamente esto se debe a que en esos países no se aplican o no cuentan con programas de salud adecuados ya que la prevención primaria es altamente eficaz para reducir la tasa de FRC. Por su parte, la prevención secundaria permite la administración de antibióticos profilácticos y un control médico periódico.

La ecocardiografía es más sensible que la auscultación para detectar lesiones valvulares y los nuevos equipos portátiles permiten estudiar grandes números de niños en edad escolar. Por otra parte, el informe 2004 de expertos de la OMS estableció que el compromiso reumático de una válvula cardíaca sin manifestación clínica, pero diagnosticada por ecocardiografía debe ser tratada como FRC.

Los autores de este trabajo evaluaron la hipótesis de que un registro ecocardiográfico en poblaciones infantiles puede mostrar una mayor prevalencia de casos de FRC que el examen clínico.

Métodos

El registro se realizó con poblaciones infantiles en edad escolar de Camboya y Mozambique, que se caracterizan por tener una elevada tasa de ERC. Un primer estudio tuvo lugar en Phnom Penh, Camboya durante los años 2002-2003 donde se observó una incidencia importante de valvulopatías reumáticas en la población.
Posteriormente, se decidió repetir la investigación con procedimientos más rigurosos y confirmando la presencia de FRC mediante múltiples observadores. Este segundo estudio se realizó en Mozambique a partir de octubre 2005 e incorporó a 2170 alumnos de 6 escuelas primarias seleccionadas al azar.

Cada participante fue sometido a una historia clínica detallada y se efectuó una ecocardiografía usando un transductor SonoSite 4,2 MHz. Todos los niños que presentaron alteraciones cardíacas con el ecocardiograma portátil recibieron un nuevo estudio ecocardiográfico en el Maputo Heart Institute utilizando un transductor Philips Sonos 4500 4–7 MHz. Las imágenes fueron registradas en super-VHS videotape para posterior análisis por 3 independientes especialistas expertos en el diagnóstico de ERC.

En los niños en que se diagnosticó FRC y presentaban lesión valvular significativa se los medicó con aspirina y antibióticos. A todos los niños con diagnóstico de FRC se los controló periódicamente cada 6 meses y se les inició tratamiento toda vez que se registró un progreso de la lesión por ecocardiografía.

Definiciones clínicas y ecocardiográficas

Los casos en que se auscultó un soplo orgánico y se comprobó lesión valvular ecocardiográfica se consideraron FRC clínicamente detectada. Solamente se estudiaron las válvulas izquierdas. Se definió como FRC la presencia de cualquier evidencia de regurgitación mitral o aórtica detectada en dos planos por ecocardiografía Doppler, asociada con al menos dos de las siguientes alteraciones morfológicas: restricción de la movilidad de la valva, engrosamiento focal o generalizado de la valva, o del aparato subvalvular.

Resultados

Cambodia. De los 3677 escolares examinados, el 52,0% eran varones y el promedio de edad fue de 11,7±2,5 años. Ocho niños presentaron evidencia clínica de FRC confirmada por ecocardiografía (2 casos por 1000 niños) y 5 de ellos debieron ser tratados porque reunían los criterios de FRC aguda.

En 79 niños se observó evidencia ecocardiográfica de regurgitación de una de las válvulas izquierdas con características morfológicas de FRC representando una prevalencia de 21,5 casos por 1000 niños (95% IC, 16,8 a 26,2) (Fig. 1). De los 79 niños, 61 (77,2%) tenían lesión de la válvula mitral, 8 de la válvula mitral y de la aórtica y 10 de la válvula aórtica. Todas estas lesiones produjeron fenómenos de regurgitación exclusivamente.

Mozambique. De los 2170 niños examinados el 47,5% eran varones y el promedio de edad fue de 10,6±2,5 años. Tres niños tenían antecedentes de FRC aguda, pero sin soplos al examen físico. En 5 niños se diagnosticó FRC por la clínica y se confirmó por ecocardiografía lo que corresponde a una prevalencia de 2,3 casos por 1000 (95% IC, 0.3 a 4.3). Dos de estos niños tenían FRC aguda y fueron tratados acorde.

En 66 niños hubo evidencia ecocardiográfica de regurgitación valvular de carácter reumático, representando una prevalencia de 30,4 casos por 1000 (95% IC, 23,2 a 37,6) (Fig. 1). De estos 66 niños, 63 (95,5%) tenían solamente regurgitación mitral, 2 tenían regurgitación de ambas válvulas y uno tenía solamente regurgitación aórtica. No hubo casos de estenosis valvular.

Figura 1. Número de casos por 1000 niños estudiados en búsqueda de signos clínicos y ecocardiográficos de FRC en Camboya y Mozambique. El ecocardiograma mostró una capacidad 10 veces mayor que la clínica para detectar la presencia de lesiones valvulares.

Discusión

Los hallazgos de este estudio epidemiológico muestran que el ecocardiograma puede detectar 10 veces más casos de FRC que el examen clínico. Existen al menos dos razones de peso para obtener una información precisa sobre la prevalencia de la FRC en los niños: elaborar planes regionales de salud e identificar los niños afectados para que reciban prevención secundaria. Si bien muchos casos de alteraciones reumáticas de las válvulas cardíacas ser resuelven espontáneamente, muchos progresarán hacia manifestaciones clínicas durante la etapa adulta. El tratamiento profiláctico y los controles periódicos, cuando son administrados adecuadamente, pueden ser altamente eficaces para prevenir la progresión de la enfermedad.

La observación de que, en este estudio, alrededor del 90% de los casos de FRC eran clínicamente silenciosos y sin la auscultación de soplos, sugiere que el registro ecocardiográfico es una excelente estrategia para optimizar la detección de la FRC e implementar la prevención primaria y secundaria.